HISTORIA DE UNA MADRE
Esa mañana al levantarme, leí en el diario una noticia....."Encuentran a un bebé recién nacido
en una zanja, a pocos metros de la ruta nacional N° ....". Mis ojos se apartaron del periódico y mi mente retrocedió en el tiempo; varios meses atrás mi gata gris trajo al mundo a cinco gatitos, raza semi-silvestre como el padre que vivía en un hueco que el techo formaba, en su unión con la canaleta.¡Que contenta estaba la gata con sus cachorritos, los limpiaba y los amamantaba a cada rato; apenas se alejaba de ellos para alimentarse cuando yo la llamaba, pero si alguien de la familia se acercaba a los pequeños felinos, corría presurosa y maullando se enroscaba a su alrededor como para protegerlos de algún peligro probable.
Pero el tiempo pasó, los gatitos crecieron y se convirtieron en cinco pequeños vándalos que destrozaban las plantas del patio, trepaban a mi hermosa enredadera jugando y arañando sus blancas florecillas que lastimadas de tal manera, desparramaban sus pequeños pétalos por las baldosas amarillas, y con la temeridad propia de los que actúan en grupo llegaban hasta asaltar la cocina en busca de algo para
comer, en realidad mordisqueaban todo lo que caía bajo sus
fauces..
fauces..
Y entonces un día armándome de valor me decidí : los puse a los cinco en mi bolsa de la feria y caminé con ellos hasta un baldío ubicado en la otra cuadra de mi casa y allí los dejé contentos y felices, con esa alegría propia de la infancia que
aún desconoce los peligros del mundo; luego también llevé a la gata, para que los cuide-- pensé--así tal vez mi conciencia
quedaría más tranquila.
quedaría más tranquila.
Al día siguiente cerca del mediodía apareció la gata maullando lastimeramente, tendrá hambre--me dije-- y le dí varios pedazos de carne ella comió pero siguió maullando, en eso
llegó mi hijo mayor, la gata se le acercó y rozándole el pantalón maulló como no sé, de una manera extraña, luego fue hacia la vereda mirando con insistencia hacia el lugar donde
habían quedado sus retoños, volvió hacia el muchacho e hizo lo mismo que antes hasta que él interpretó su mensaje, quiere que vaya con ella --dijo-- y comenzó a caminar hacia el lugar
acompañado de esa madre afligida que era la pobre gata. Cuando llegaron, los cinco querubines felinos jugaban ajenos a su aflicción, pero ella comenzó a llamarlos de una manera suave primero y luego con más fuerza; mi hijo realizó dos idas y vueltas hacia y desde el baldío cargando a los mininos siempre escoltado por la gata, que recién cuando comprobó
que los cinco estaban de vuelta en su patio en su casa, se tiró extenuada entre las plantas, cansada pero feliz, con todos sus hijitos a su alrededor.
......La noticia del diario concluía diciendo que el pequeño recién nacido había muerto de frío, su madre lo había abandonado.
Nidia H. Bernini